Para tener éxito en una ciudad cosmopolita como Nueva York debes enfrentarte a los mejores de todo el mundo y vencerles en justa competición. Y cuando tu espíritu competitivo ha capeado mucho entrenamiento y victorias espirituales, no te queda otra más que salir al ruedo y dar lo mejor de ti.
Cuando hace décadas la gimnasta Silvia Táseva se fue de vacaciones a Nueva York, ni se le pasó por la cabeza que pronto perseguiría el sueño americano. Pero este tipo de vida loco y veloz la cautivó y no sólo trató de desentrañar sus secretos, sino también vivirlo. Debido al régimen de duro trabajo de Neshka Róbeva (ex gimnasta y entrenadora de la Selección búlgara de gimnasia rítmica) en el que pasó su infancia, Silvia no quería saber nada más de la gimnasia. Sin embargo, el destino, con sus juegos, la hizo despertar de su antigua pesadilla, pero esta vez, en el otro lado, y ante el desafío de cambiar la forma drástica e incluso cruda del tiempo pasado en el gimnasio. Pasaron ya los años en los que la estricta entrenadora se dio cuenta de que no podía imponer métodos que no se enseñaban en un país extranjero. Se las arregló para ganarse el respeto de sus gimnastas con ayuda de la máxima "recibes lo que das".
Y tras conseguir preparar a una chica norteamericana para la gimnasia al más alto nivel y elevar la calidad de la Selección de Puerto Rico, hace poco Silvia vive por fin su sueño.

Además de ser una gimnasta y entrenadora de éxito –cinco veces campeona nacional, medalla de oro en el campeonato mundial de clubs y bronce en el campeonato de Europa– , Silvia es una chica guapa con varios premios en concursos de belleza. Es allí donde fue descubierta por Andrés Aquino, diseñador y productor de la Semana de Alta Costura de Nueva York, que la invitó a presentar su show gimnástico, lo que la convirtió en la única búlgara en participar en ese evento. En realidad, Silvia se encontró por primera vez con una mega estrella en su calidad de entrenadora.
Todo empezó con la llegada de Lola (Lourdes, la hija de Madonna) junto con sus guardaespaldas y su niñera –recuerda Silvia– . Los primeros días no estábamos seguros de que realmente fuera ella, ya que iba de incógnito. Pero en un show en la sala al que fueron invitados los padres, por supuesto, vino Madonna y entonces tuve la oportunidad de conocerla.
RECUPERADO DE: http://bnr.bg/es/post/100814231
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